Su polémica excarcelación había sido apelada tanto por la querella como por la fiscal Silvana Russi.
Tras la audiencia realizada por la Sala 1 de Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, los jueces Pablo Lucero, Magdalena Laiño y Jorge Rimoldi definieron que Irineo Garzón Martínez deberá esperar en prisión el juicio.
Su polémica excarcelación había sido apelada tanto por la querella como por la fiscal Silvana Russi.
Garzón está acusado del delito de «abuso sexual agravado con acceso carnal» luego de que citara a una joven venezolana de 18 años para supuestamente ofrecerle un trabajo en su local ubicado en el barrio porteño de Balvanera.
De esta manera Garzón Martínez, a quien se le había colocado una tobillera electrónica será detenido en las próximas horas.
Los abogados querellantes realizaron ayer una presentación para que al menos otras tres presuntas víctimas de Garzón Martínez sean incorporadas formalmente como testigos a la causa.
Los testimonios de estas tres mujeres aportarían nuevas pruebas del acoso del comerciante a sus empleadas y la repetición de un modus operandi de captación. La fiscal Russi es quien deberá definir si acepta o no la integración de sus relatos en la instrucción.
El lunes pasado Garzón Martínez declaró ante la jueza Zucconi y negó haber violado a la joven, aseguró haber mantenido con ella una relación consentida y hasta aseguró que existía una relación previa con su víctima.
El martes en tanto se realizó un análisis toxicológico a la sangre y orina de la joven venezolana para determinar si fue efectivamente drogada antes del ataque sexual que sufrió.
Los resultados preliminares de las pericias toxicológicas indicaron que no se encontraron restos de estupefacientes como cocaína o marihuana en las muestras, sin embargo, resta conocer los resultados definitivos en los que un laboratorio de alta complejidad intentará determinar la presencia psicofármacos o analgésicos.
En su declaración la joven venezolana contó que el contacto con Garzón Martínez había comenzado por Facebook, dos días antes de la entrevista laboral que finalmente mantuvieron el 23 de enero pasado. Durante la reunión, tras beber un vaso de jugo que el hombre le ofreció con insistencia para que bebiera, comenzó a sentirse mareada.
“Creo que el dueño de donde trabajo me drogó porque me siento mareada”, llegó a alertar a su hermana por WhatsApp antes de perder el conocimiento y le envió la dirección del local. La hermana de la joven avisó de manera urgente a su madre, quien se encontraba cerca del comercio y denunció lo sucedido al 911.
Tras llamar varias veces, la Policía de la Ciudad ingresó al local, que tenía las persianas bajas, y hallaron a la joven tirada sobre una escalera en el fondo del comercio con el torso desnudo y supuestamente bajo el efecto de psicotrópicos, “con el pantalón desabrochado, descalza, inconsciente, llorando y balbuceando”. Junto a ella estaba Garzón Martínez.