Un error de identificación, que generó un susto mayúsculo en un geriátrico. Una mujer, muerta por Covid, y enterrada hacía 10 días, apareció sana y salva, ante la mirada atónita de todos.
Sucedió en la residencia de mayores San Bartolomeu, en Lugo, España. El pasado 29 de diciembre el hogar sufrió un brote de coronavirus, y varios ancianos debieron ser internados, porque dieron positivo. Rogelia Blanco, una mujer de 85 años, que vivía en la residencia junto a su esposo, fue trasladada a la Fundación San Rosendo, para ser atendida.
Junto a ella ingresaron a otra mujer, Concepción, y a ambas las llevaron luego a otra institución a más de 200 kilómetros de allí. Tras el traslado en ambulancia, las alojaron en la misma habitación, lo que generó la confusión de identidades.
Ni las mujeres ni quienes las atendían notaron el error: a Rogelia le decían Conchita, y a Concepción la llamaban Rogelia. Pero como su salud se iba deteriorando, no repararon en ese detalle.
Lamentablemente, una de ellas falleció, pero la otra, días más tarde, se recuperó. Y allí surgió el problema: los familiares de Rogelia, (su marido, sus siete sobrinos y varios sobrinos nietos) enterraron, sin saberlo, a Concepción, el 14 de enero.
Pero ella en verdad estaba recuperándose, ajena a su propia muerte, que su familia lloraba sin consuelo. El desrtino les tenía una sorpresa guardada: el 23 de enero, cuando en el geriátrico esperaban recibir a Conchita de r4egreso del hospital, Rogelia dejó a todos mudos: apareció “vivita y coleando”.
Ramón, el marido de Rogelia, todavía no puede creer que su mujer esté viva, porque por protocolo, debe esperar unos días antes de que pueda abrazarla. “Entonces, claro, aún no se lo cree. Espero que alguien de la residencia, por caridad, les haya dejado verse. Aunque sea a través de una verja”, comenta una sobrina.
Desde la institución, pidieron disculpas con un comunicado: “La Fundación San Rosendo lamenta profundamente el desafortunado incidente. Tras conocer el error, procedió inmediatamente a informar a las familias y ha enviado un escrito a los juzgados de Orense y Viveiro para advertir de los hechos e iniciar los trámites para repararlos”, indicaron.
También aseguraron que aumentarían los controles de identidad de los residentes que salían del geriátrico. “A pesar de la gravedad de estos, que no tienen precedente, la Fundación quiere transmitir a las familias un mensaje de tranquilidad y confianza. Este es un hecho puntual, de entre los más de 100 traslados que se han realizado desde el pasado mes de diciembre a Os Gozos”.