Griselda, madre de ocho hijos (18, 16, 14, 11, 9, 7, 5 y 3 años) y viuda hace un año, está en una situación desesperante desde hace dos días. El lugar donde residía, una vivienda prestada de otra persona, ya no podía contenerla y quedó en la calle. Ayer por la mañana, intentó armar una casilla que le había dado el Ministerio de Desarrollo Social en un baldío del barrio Esperanza, pero por denuncias de los vecinos, desde la municipalidad se la sacaron.
Pese a los intentos de sacarla del lugar, por ahora Griselda permanece allí en una precaria choza armada con palos, plásticos y cartones.
«Estaba en la casa de una señora que me prestó el terreno de su casa para que esté, en el barrio San Roque Este. La señora también tenía problemas con su familia y me dijo que ya no podía estar ahí. Por el facebook me avisaron que acá había lugar y me vine», contó muy angustiada Griselda .
«Al rato que llegué, estaba levantando la casilla con ayuda de unos muchachos, y vino un hombre a patotearme y querer echarme, llamaron a la policía y amenzaron a los muchachos», agregó.
«Vinieron desde la delegación del Barrio Esperanza y me llevaron la casilla que me dio Desarrollo Social. Luego vinieron a decirme que me llevarían a un refugio, que me iban a avisar donde, pero hasta ahora no volvieron», agregó.
«No quiero ir a un refugio. Lo que quiero es un pedacito de tierra para que mis hijos puedan estar bien, dormir, donde no pase frío», expresó Griselda.
Uno de sus hijos padeció recientemente una neumonía y teme que las condiciones actuales en las que está perjudiquen su salud. Además, el más chico, padece broncoespasmo, por lo que debe utilizar nebulizador cuando hay cambio de clima.