«Me separé para tener paz y no la tengo», se lamentó Natalia Coll en diálogo con Crónica, ex mujer de un prefecto naval que la hostiga desde hace 16 años. Con mucho acompañamiento psiquiátrico logró separarse, pensando que así el calvario terminaría. Pero se equivocó: sigue sufriendo amenazas diarias y ahora sus hijos también son víctimas de la misma violencia. Ahora pide una restricción trimestral para Oscar Gerardo Ocampo para poder vivir sin miedo en su vivienda de Quilmes, ya que teme que «entre a su casa y le haga algo».
«Conocerlo fue lo peor que me pasó en la vida. Me agredió durante toda la relación, una vez me abrió la cabeza. Me agarró de los pelos y me golpeó contra la pared de ladrillos hasta sangrar. Gracias a la ayuda de mi psiquiatra, me separé. No dejaba que tuviera comunicación con mi familia, no podía tomar mate con amigas, tampoco pintarme y me rompía la ropa cuando a él le parecía que algo ‘era corto'», indicó Natalia, mamá de tres chicos.
Santiago de 14 y Luciano de 10, son hijos frutos de su relación con el prefecto, mientras que la nena más chica, quien sufre falta de audición, corresponde a una última pareja que tuvo. Si bien Natalia tiene la tenencia, los chicos visitan a su papá los fines de semana y «vuelven llorando y con la cabeza agachada», contó Coll.
«Me rompía la ropa cuando a él le parecía que algo ‘era corto'»
Las duras palabras que soportaba a diario la mujer como, «si me dejás, te mato», ahora, según indica ella, las sufren sus hijos: «si no vivís conmigo, no te quiero más», les dice Oscar a sus nenes. «No sos más mi hijo, pendejo de mierda», le gritó al más grande cuando se hizo un arito en la nariz, según relata Natalia.
Fueron años de humillación los que sufrió la joven, palabras que la pisoteaban y que hoy le dejaron marcas en su autoestima que debe borrar con tratamiento. La relación la enfermó, llegó a pesar 40 kilos y su ex pareja la «denigraba» por eso. «Alejate de mi, parecés un tipo, me estás clavando los huesos», le decía cuando iban a dormir. Y por esto ella se «tenía que bancar que tuviera una amante».
«No sos más mi hijo, pendejo de mierda»
La víctima indicó que en un episodio el hombre se levantó la remera y le dijo «¿sabés para qué sirve esto?» y le mostró la pistola. Y que en otra ocasión, se la puso en la cabeza. Ahora «la sigue atormentando entre amenazas de muerte e insultos», según se lee en una denuncia. «Si quiero te puedo hacer desaparecer», le gritó y empujó en un episodio reciente.
«ALÉJATE de mi, PARECES un tipo, me estás clavando los huesos»
La mujer, cansada de padecer esta situación, hizo una denuncia policial y pidió una restricción trimestral porque teme por su integridad y la de sus hijos, ya que el hombre «posee una llave de su casa». Este miércoles el nene más grande se encuentra en la casa de él y ella tiene miedo, por lo que pidió que un móvil policial la alcance hasta la vivienda de él con el papel de la tenencia. El hombre «no le va a traer al nene a la casa», y ella no tiene plata para ir a buscarlo.
«No quiero que lo echen del trabajo, yo soy peluquera y vendo suelto productos de limpieza. Solo quiero que me deje tranquila, que no se acerque a mi casa y me pase la plata que le corresponde pasarme», cierra Natalia, agitada por los nervios.
Fuente: Crónica.com