La embarcación, precaria y de madera, descansa sobre la arena de la isla de Sado, en el Mar de Japón, mientras las olas rompen contra ella. Su aparición se produjo dos días después de que el mar expusiera en el mismo lugar un par de cadáveres casi irreconocibles como humanos. Eran huesos rodeados por ropa y con poca carne. En el interior del malogrado bote, ocho esqueletos. También vestidos.
Es el lunes 27 de noviembre y los miembros de la Guardia Costera de Japón ya parecen acostumbrados a la dramática postal. Saben que dentro de ese «barco fantasma» -uno más- hallarán una escena de terror. Es que a poco más de 700 kilómetros de allí, miles de personas intentan escapar de la dictadura de Corea del Norte. La mayoría no tiene éxito en su plan.
En lo que va del año, unos 40 botes norcoreanos quedaron a la deriva. En 2016 fueron 66 en total. Algunos de sus integrantes lograron llegar a salvo a tierra firme japonesa. Pero la mayoría muere en el intento. El mar que suele ser calmo la mayoría de los meses, se vuelve incontenible a partir de noviembre. Mortal.
Hace poco menos de una semana, ocho marineros fueron hallados vivos al sur de Sado. La embarcación de madera y los tripulantes fueron localizados por la policía a última hora de ayer en el puerto de la ciudad de Yurihonjo, en la prefectura de Akita, tras recibir la llamada de un vecino que vio a «gente sospechosa» andando por la playa. El 15 de noviembre, la Guardia Costera rescató a tres pescadores de un buque. Estaban en pésimas condiciones. Allí mismo recogieron otros siete cadáveres, en huesos. Los sobrevivientes dijeron haber quedado a la deriva pero no indicaron si eran desertores. «Queremos volver a casa», dijeron confundidos.
Lo que aún no pudieron determinar las autoridades japonesas es la verdadera intención de estos marineros cuyos «barcos fantasmas» enfilan hacia Japón conducidos durante semanas por sus cadáveres la mayoría de las veces. Desde la hambruna de los años 90, más de 30 mil norcoreanos huyeron de la dictadura. Pero un número desconocido muere en el intento por cruzar algunas de las tres fronteras que los separan de la libertad. Libertad parcial en el caso de China y Rusia, padrinos del régimen de Kim Jong-un. La verdadera salida es hacia el sur… o aventurarse en un buque con destino incierto.
El caso más resonante de los últimos tiempos fue el del soldado que logró escapar de sus camaradas esquivando los disparos mientras saltaba hacia el otro lado del límite con Corea del Sur. El paupérrimo estado de salud del militar sorprendió a sus vecinos sureños.
Fuente: Infobae