Miles de viviendas fueron afectadas por el movimiento sísmico, por lo que el personal de emergencia trabajó durante toda la noche para remover las ruinas y tratar de llegar a las personas atrapadas. El colegio Rébsamen estaba repleto de alumnos y maestros: allí se centra la mayor atención.
Gritos pidiendo silencio, el ruido de las sirenas y oleadas de polvareda se entremezclan en las calles de la Ciudad de México, donde la incertidumbre reina en los numerosos rescates desencadenados tras el fuerte terremoto de magnitud 7,1 en la escala de Richter que ya ha dejado al menos 217 muertos en el país, 86 de ellos en la capital. El gobierno decretó tres días de luto nacional.
Los equipos de emergencia han solicitado a la población la donación de mazos, motosierras, brocas de barrenado y serruchos para continuar con la remoción de escombros, así como de radios para mantener la comunicación entre los rescatistas.
Además, la atención estaba puesta en la escuela Enrique Rébsamen, cuya estructura fue derrumbada ante el movimiento y aplastó a decenas de niños. Reportes de prensa informan que al menos 32 menores y cinco adultos fallecieron en el lugar.
Durante la noche, cientos de personas llegaron al lugar para ayudar en las tareas y se logró rescatar a al menos 14 estudiantes.
Fuente: Infobae